La hipnosis de nuestros días en los telediarios, o el síndrome del pulpo

A veces me gusta abstraerme de lo cotidiano e intentar ver con perspectiva algunas cosas para comprender cómo estamos considerando aspectos de la vida en función del momento y cómo nos vamos adaptando a las circunstancias.

O cómo nos van adaptando

Todo es tan relativo, que hasta las propias impresiones pueden modificarse con el paso del tiempo. Lo que antes era una pétrea verdad, ahora puede sentirse como una forma invertebrada, cuya apariencia será diferente según lo defina su contexto.

Por ejemplo, la politización de la sociedad pasiva, del común de los ciudadanos. Hace años, la política era un asunto más de interés, ni el primero ni el segundo y posiblemente el tercero por orden de prioridades.

Hoy, el high prime de las noticias en los canales mediáticos es político. Disfrutamos y sufrimos viendo a nuestros políticos enzarzarse en el Congreso y en los medios, atacando al otro como arma de defensa: «¡Y tú más!»

Especialmente en este último periodo, repaso los telediarios de las principales cadenas y apenas encuentro diferencias derivadas de su sustrato político. Lo que interesa es qué maldades han hecho estos y aquellos políticos en las últimas 24 horas y el repaso cotidiano de los procesos judiciales a los políticos y personajes adyacentes.

Después vendrán las noticias relevantes, que suelen ser calamidades, sucesos, guerras o entreguerras.

Luego, algún que otro cotilleo de sociedad. Después, el recorrido meteorológico de rigor, cada vez más denso, más específico, más instructivo, ya que se inventan nuevos términos para fenómenos atmosféricos que han existido desde antes de nuestra aparición como especie.

Y finalmente, el opio del pueblo: los deportes. El as, el fútbol, pero también tenis, ciclismo, balonmano y baloncesto, y todas las expresiones deportivas que solían ser marginales.

Recorro los medios de otros países cercanos (Francia, Italia, Reino Unido o Alemania) y encuentro el mismo enfoque. Incluso los canales de Estados Unidos, que en otras épocas eran muy locales, tienen ahora una estructura parecida a los europeos en general.

Nos vamos homologando en nuestras percepciones de la realidad.

Y nos vamos cerrando a lo que nos ofrecen, porque esa oferta obviamente está condicionada por el éxito en el número de seguidores.

Al final resulta que pasamos a ser como un cuerpo de receptores de señales, de mensajes, de códigos subliminales, que buscan marcarnos el paso de nuestra vida.

Consume, porque la estructura necesita que todo lo que ganamos se gaste, para así necesitar generar nuevamente ingresos y por ende, consumir más

Siéntete libre, aunque cada vez lo seas un poco menos

Disfruta, ya que el placer adormece las insatisfacciones.

Ríete mucho, que da salud mental y física y potencia el factor de bienestar, tan útil en la estructura

Protesta de vez en cuando, que es bueno para soltar la presión, sin excesos. Y te aporta la sensación de ser importante para mejorar las cosas

Y no pienses mucho, provoca ansiedad, dolor de cabeza, y puede hacerte salirte del carril y convertirte en un elemento negativo para la estructura

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