El hombre del lingote de oro

Escribo este post antes que otro mucho más positivo, para intentar dejarlo atrás cuanto antes, porque vuelve a ser de denuncia.

Pero no voy a hacer leña de Díaz Ferrán, aunque tampoco tengo motivos para defenderle de nada; que la justicia haga su trabajo.

Me quejo de que minutos después de que la policía entrara en su casa, los medios publican los bienes encontrados, la cantidad de dinero en efectivo que tenía en casa y el ya famoso lingote de oro, por el que lo conoceremos desde ahora como «El Hombre del Lingote de Oro».

Me sorprende que no nos detallaran también cuántos cuadros de valor tenía colgados (véase el caso Roca de Marbella) o cuántos trajes de Armani (caso Gescartera) inmaculadamente expuestos en el ropero, o la cristalería o vajilla que usaba o si había ropa sucia en la lavadora y de qué color era.

Cuando desde los organismos oficiales se decide colgar a un posible delincuente antes de su juicio, simplemente se destila información a los medios de comunicación. Ya no importa la presunta inocencia y que debe probarse en juicio la culpabilidad del imputado. Se busca la condena social, especialmente cuando ha sido»un capitalista, uno de esos sinvergüenzas que sólo buscan multiplicar su patrimonio a costa de los pobres trabajadores a los que somete y condena a condiciones infrahumanas mientras él se lucra gracias a ellos.» E insisto, posiblemente Díaz Ferrán era precisamente esto, a la vista de las quiebras de sus empresas y los indicios que tendrá la fiscalía y que han provocado esta acción, pero así no es como debe hacerse en un estado de derecho.

Deseo que cuando se inste una actuación policial como ésta, lo descubierto se mantenga con la debida confidencialidad hasta el juicio, en el que todo saldrá a la luz, para que el presunto delincuente pueda preparar su defensa con todas garantías. Si no fuera así, necesariamente nos encontraríamos en otra República Bananera del Coronel Bermúdez.

Cada día me sorprendo más de lo que nos queda por delante.

 

 

 

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