El toripollo


Anoche escuché al candidato Capriles, de Venezuela, hablar de su contrincante político, Nicolás Maduro, como «el Toripollo» y explicar a continuación que es porque tiene «cuerpo de toro y cabeza de pollo.»

Al margen de que estas calificaciones o descalificaciones chirrían en nuestros sistemas electorales de este lado del Atlántico con la excepción de Italia, lo cierto es que me hice daño en las costillas de la risa que me entró.

Quiero asimilar esta descripción a los mercados financieros que vivimos (o sufrimos) estos días, porque encaja muy bien esta descripción.

Tenemos unos mercados con cuerpo de toro (el mercado está «bullish», según los anglosajones – en referencia al toro, que representa el movimiento alcista y en contraposición a «bearish», de «oso – bear», que es el movimiento bajista) y rompiendo máximos todos los días.

Y tienen la cabeza de pollo, concretamente los mercados europeos, porque los que mandan no saben lo que hacen o si lo saben, lo hacen mal a conciencia. Así tenemos la estupidez de la primera golfada sobre Chipre, queriendo meterle mano a todo el dinero de los depositantes, al margen de la ley (porque la ley se adapta a su interés y no al revés; cuando no se ajusta, se cambia y ya está) o hace un par de días cuando amenazaron con multarnos con hasta 1.000 millones de euros porque tenemos un desempleo bestial que ellos mismos han incentivado con sus políticas restrictivas.

Con todo esto, seguimos de festival alcista. Esperemos que siga una temporada más. ¡Viva el Toripollo!