El amigo Johnson manifestó siempre que estaba dispuesto a encarar un Brexit duro, a empujar al Reino Unido fuera de la Unión Europea el 31 de este mes y ya está. La maniobra de mandar al Parlamento a tomar vacaciones extraordinarias, luego desbaratada por la Corte Suprema, era una clara prueba de su intención de no negociar alternativas.
Johson es un fiel reflejo de su adorado Trump no solo en el estilo y color capilar sino también en el histrionismo de sus declaraciones públicas, llegando, junto con el resto de parlamentarios, a ser regañado por su tono y lenguaje por la propia Iglesia de Inglaterra.
Y en ese reflejo de su paisano del otro lado del mar, su actitud es la de montar una haka maorí cada vez que alguien dice algo sobre negociar una salida más cómoda para todos.
Creo sinceramente que Johson no va a Bruselas con propuesta alguna coherente. Estoy seguro de que ha indicado a su equipo que amalgame las ideas más peregrinas y absurdas que pueda y llame a este trabajo «propuesta final para un acuerdo razonable de salida de la UE». Aparte del dato destilado ya de que plantea poner unas pocas áreas de control entre las dos Irlandas, la europea y la no europea o de la creación de un área con normativa conjunta para facilitar el tránsito de mercancías entre las dos zonas, no ha trascendido más de esa propuesta, porque es mejor descascarillarse de risa después del desayuno que antes del café.
El 31 de octubre el Reino Unido se separará de la UE y saldremos perdiendo todos al final; ellos un poco más, pero eso no importa porque todos tendremos serios problemas durante largo tiempo. A menos que el Parlamento británico, garante mediante sus deliberaciones y decisiones de las reglas del juego de su país, haga algo para extender el plazo y alcanzar un acuerdo para una salida no tan punitiva … o para otro referendum. Gracias, David Cameron, ese tiro en el vientre de todos fue sencillamente magnífico.
Mientras tanto, la UE ya ha destinado una gota, 800 millones de euros, a un programa de protección de la industria europea, sacándolo del fondo para desastres. Y en el Reino Unido se estima el daño en 950 millones de euros anuales sólo en la agricultura.
Fuera de estas miserias, Trump no tiene tiempo que dedicar a crear tornados en los mercados financieros porque toda su atención la centra estos días en hacer ver a sus conciudadanos que sus opositores los demócratas no solamente son malos, muy malos, malísimos, sino que además van contra todos los estadounidenses. Por eso no revuelve las cosas por aquí, aunque le estoy esperando algo en cualquier momento para incordiar a los chinos, que están celebrando el 70 aniversario de la fundación de la República Popular (léase el Estado Comunista). Más que nada porque así avanza un peón, metiendo un cristal en la uña del dedo chino en su permanente combate comercial con China. Veremos.
Por lo demás, hoy conoceremos la variación en el desempleo en España a las 09:00, el PMI de la construcción en el Reino Unido a las 10:30, las solicitudes de hipotecas de EEUU a las 13:00, a las 14:15 la variación en el desempleo y finalmente a las 16:50 hablará Williams, de la Fed.
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