Farrah Gray es un ejemplo de lo que representa una sociedad que valora el talento.
Nacido en 1984 en Chicago, con 6 años ya vendía piedras coloreadas y lociones para el pelo. A los 14 años ya era millonario, según lo que me ha comentado una persona que lo conoce desde entonces.
Es empresario, inversor, autor de best-sellers y conferenciante motivacional.
Cuando queremos algo, vamos a por ello, claro. Tesón y entusiasmo son los primeros ingredientes del éxito.
Pero la oportunidad y la visión forman parte de la combinación ganadora y manejarlas es bastante más complicado.
La oportunidad nos ofrece una escalera que nos conduce directamente más arriba, como en el juego de La Oca. A veces no aparece y en otras ocasiones se manifiesta y no la percibimos, por lo que la ocasión pasa.
Hay que estar alerta y buscarla, como hizo Farrah. Cuanto más despiertos estemos, más posibilidades de pillarla.
Y la visión es la que nos marca el camino, que a veces no es ni la autopista ni la línea recta, por el que llegaremos a nuestro objetivo.
La visión es subirse a un pedestal imaginario para ver lo que tenemos por delante y decidir cuál es la mejor forma de atravesarlo.
Tesón, entusiasmo, oportunidad y visión combinados son elementos cultivables y al crecer son mucho más efectivos.
En este tránsito de la pandemia hacia un futuro limpio, el desarrollo personal se hace fundamental para el éxito.
¡A por ello!
