Bolsalia, mis impresiones personales de una feria moribunda


Llevo treinta años acudiendo a ferias financieras en España, en Europa y en EE.UU. Hay épocas de mayor esplendor y otras de decadencia en todas, pero las que más acusan la caída son las españolas en estos momentos.

Primero llegó la cancelación de Borsadiner en Barcelona el año pasado. Esta feria era un referente nacional, por la afluencia de público, por su interés, por los expositores y por los ponentes invitados. Heredera de la antigua Inverfira, atraía a personas interesadas de toda España y aunque los stands eran muy caros, muchos expositores se frotaban las manos después de las jornadas, satisfechos del resultado de la inversión realizada.

El caso de Bolsalia es diferente. Se ha realizado siempre en el Palacio Municipal de Congresos, un edificio extraño, incómodo para el movimiento de los visitantes, frío de aspecto, parecido a un mausoleo, que está ubicado fuera del anillo de la M40, bastante lejos del centro de la ciudad, junto a la Feria de Madrid.

Como además se ha ido reduciendo el número de expositores a lo largo de los últimos años, ahora simplemente hay una cuadrícula formada por dos pasillos centrales en cruz y otros periféricos, con un aspecto de vacío algo penoso. Una feria que se supone enfocada en los CFDs, ya que éste ha sido el producto estrella de la misma en los últimos años, sólo tenía dos o tres de los brokers relevantes, dos de los poco conocidos, notables ausencias también, un comerciante en oro y otro de robots de forex, Telefónica, Mapfre y Repsol, La Cope y no estaba Radio Intereconomía.

Ayer por la mañana, entre las once y media y la una y media, había menos visitantes que los profesionales que atendían los stands de las empresas. También es verdad que a esa hora se celebraban dos conferencias muy interesantes y por eso la mayoría de los visitantes estaban en ellas.

En las ferias financieras, una nutrida presencia de stands constituye un reclamo para muchas personas que acuden a ver qué se ofrece en el mundo financiero, asisten a alguna conferencia y se interesan por algún producto financiero en particular.

Me imagino que muchos visitantes de Bolsalia compartirán la misma decepción que sentí yo ayer al recorrer los stands, Lo que me lleva a la conclusión de que en el fondo, la única razón para acudir a Bolsalia es el escuchar a un conferenciante famoso o cuya presentación sea sobre un tema interesante.

Y para el que quiera ir para llevarse el regalito de cortesía, este años son unas chanclas para la playa, bastante anodinas por cierto. Eran mejores los regalos de las ediciones anteriores, como el multiconector de móviles de hace dos o tres ferias, aunque se rompiera a los cuatro días.