La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando. (Pablo Picasso)


Picasso, ese loco genio de Málaga que vivió hasta los 91 años sin parar de crear, sabía de lo que hablaba. No era de los que se sentaban a esperar musas; él se ponía manos a la obra, y otra creación artística aportada a la vida.

También manifestó algo como «Nuestros objetivos solo pueden alcanzarse a través de un vehículo de un plan, en el que debemos creer fervientemente, y sobre el cual debemos actuar enérgicamente» 

Parece que no hay atajos, ¿verdad? Es determinación pura, pero no del tipo que te deja agotado. Hablemos de esa determinación para ir hacia adelante.

En la vida, sea que estés planteándote un cambio profesional, aprendiendo un idioma nuevo, o manejando una cartera de inversiones, no puedes quedarte quieto. Tienes que trabajar en ello, paso a paso, pero sin correr como loco. Es más bien como un paseo decidido por un camino que conoces.

Por ejemplo, en mis sesiones de tutoría sobre mercados financieros, veo a personas que me llegan estresadas, queriendo resultados inmediatos y espectaculares. Les digo: «Empieza despacio. Lee un informe al día, ajusta tu plan, y sigue». La inspiración llega cuando menos la esperas, porque estás en movimiento. Es esa fuerza que te empuja sin que sientas que estás luchando contra el mundo. Y te da paz. Una paz de saber que estás avanzando, aunque el camino tenga curvas. Justo en ese instante del proceso entra esa sensación de serena felicidad que quería transmitir. No es la euforia loca de ganar un trade fuerte; es algo más sutil, como esa calma después de una buena jornada de trabajo.

En el trading, esto se traduce a: revisar tus posiciones con tranquilidad, aprender de un error sin dramas, y sentir esa felicidad tranquila de estar en control. No hay ansiedad por el «qué pasará»; solo disfrutar del ahora, el flujo del día a día.

Piensa en tu propia vida. ¿Estás esperando que la inspiración te caiga del cielo para empezar ese proyecto, esa dieta, o esa inversión? Pues el camino empieza poniéndose a trabajar. Con determinación, con paz, disfrutándolo; y esa felicidad serena te envolverá como una manta cómoda.

Picasso, que nunca paró de experimentar incluso en sus últimos años, nos deja claro: «La juventud no tiene edad». Es esa vitalidad que nace de hacer lo que amas, sin prisas ni agobios.

En fin, amigos, la vida como algunos, muchos, la vemos, es eso: trabajar con ganas y dejar que la inspiración te encuentre en el camino.

Y entonces llega la paz.