El Despotismo Ilustrado y el Motín de Esquilache


En marzo se cumple el 248 aniversario del Motín de Esquilache. Hay varias similitudes entre aquel episodio y la agonía que vivimos hoy en España.

1) El Gobierno prohibió capas y sombreros que ocultasen el rostro. ¿Suena a la nueva Ley de Seguridad Ciudadana? (Entonces les faltó prohibir la libre circulación cerca del Palacio y de las viviendas de los ministros, cosa que ahora sí he hecho el presente Gobierno, regulando en 48 horas el escrache después de que la ciudadana Saenz de Santamaría se sintiera acosada por los gritos desde la calle debajo de su casa).

Esto provocó una revuelta cuya verdadera causa era el hambre de la población provocada por el aumento de los precios de los alimentos básicos y principalmente el pan. El intento de liberalizar el precio del trigo sin un mercado organizado permitió que los grandes espabilados y con posibles, la nobleza y el clero principalmente, que cobraban sus tasas en especie, acapararan las mermadas cosechas de esas temporadas con el objetivo de mantener altos los precios. Un jornal (salario diario) equivalía a dos kilos de pan. ¿Suena a la crisis actual, aún más agravada por las subidas incesantes de impuestos del recaudador ciudadano Montoro? 

También tuvo su influencia el hecho de que hubiera ministros extranjeros – italianos – en el Gobierno de España y como consejeros del Rey, Esquilache, Sabatini, Grimaldi, Gazzola. Y por último, la Guardia Valona, formada por soldados extranjeros, que fue la que abrió fuego y mató a una mujer. ¿No parece lo que ocurre hoy, con la UE decidiendo e interviniendo en España por nosotros? 

Hay más elementos comunes: 

Esquilache había instalado 4000 faroles en Madrid para iluminar sus calles por las noches, a un precio astronómico de 900.000 reales ¿políticos abriendo sus bolsillos en las contratas públicas?

Además, ordenó a los vecinos que ellos mismos mantuviesen los faroles en uso a su costa, lo que impulsó los precios de la cera y el sebo y consiguió que muchos pobres vivieran a oscuras en sus casas mientras las calles estaban iluminadas ¿no equivale al absurdo de las obras faraónicas en nuestras ciudades y pueblos con impresionantes endeudamientos públicos mientras los vecinos son desahuciados por no tener para pagar sus hipotecas?

Y lo más grave: el distanciamiento y desapego entre gobernantes y gobernados podría tener una explicación entonces porque los gobernantes no eran elegidos por todos. Ahora es peor, primero porque son elegidos y después porque ese distanciamiento lo mantiene tanto el gobierno como la oposición, únicamente absortos en ganar al contendiente en las siguientes elecciones y pasando de sus programas electorales y de sus principios políticos y sociales como partidos.

Realmente preocupante.

Para terminar, dos reflexiones también extrapolables a la actualidad de nuestros políticos.

a) Una frase atribuida al propio Rey Carlos III, glosada por José María Pemán: 

El rey Carlos III se burlaba de buena fe de esta especie de resistencia pasiva que advertía en el pueblo frente a sus mejoras, y solía decir que sus súbditos españoles eran como los niños, «que lloran cuando se les lava y se les peina».

b) una canción que un tal «Tío Paco» hacía gritar a los chicos en Lavapiés a cambio de unas monedas durante aquellos días:

El Rey Carlos, bonitatis,
el Gobernador, tontitis,
el Confesor, chilindritis,
pero el Ministro, agarrantis.
Los Grandes serán gratis
cabrones sin ton ni son,
Madrid, Datán y Abirón,
y si no hay quien nos socorra
también Sodoma y Gomorra,
excepto la Inquisición.