http://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/25/andalucia_sevilla/1380135058.html
«Con pleno respeto al poder judicial, acatamos la sentencia pero no la compartimos» decían aquellos políticos de antaño cuando una decisión judicial les abría las carnes de la corrupción en el partido.
En este caso no hay que acatar nada; simplemente hay que confirmar que una juez ha otorgado el segundo grado al asesino de Marta del Castillo, condenado a 21 años y 3 meses de prisión, lo que le permitiría gozar de algún fin de semana fuera de la cárcel, según los periódicos consultados, a partir de 2014.
Y después de confirmarlo, mi reacción es de estupor.
Eso sí, con pleno respecto a las decisiones judiciales, claro está.
Pero estupor absoluto.
Una «persona» que asesina a una chica y que después esconde el cadáver y jamás confiesa dónde lo dejó para que la familia de la asesinada pueda descansar por fin, merece el segundo grado según la juez en su interpretación, seguramente correcta, del reglamento penitenciario.
Vaya por Dios.
Respetando las decisiones judiciales y teniendo en cuenta que el preso cumplirá una cuarta parte de la condena en 2014 y el reglamento establece la posibilidad de su pase a segundo grado, lo menos que puedo decir es que no salgo de mi asombro y me apena que la justicia se imparta de esta forma. Es indudable para mi que habría que presionar para que se modificasen las leyes en este sentido.
Solo espero que la Junta de Tratamiento, cuando tenga que evaluar la posibilidad de concederle un permiso, no solo valore su comportamiento en prisión sino el daño moral y la tortura que este sujeto continúa ejerciendo sobre los familiares de Marta del Castillo.
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