Y otra reflexión negativa sobre una gasolinera


Esta mañana fui a llenar mi moto de gasolina. Normalmente lo hago los lunes, porque es cuando todas las gasolineras bajan los precios para disfrazarlos para la encuesta semanal de coste de combustible en España de la UE. Sin embargo hoy decidí hacerlo, ya que el ahorro entre hoy y mañana no hubiera superado los 30 céntimos.

Como me pillaba bien, fui a una gasolinera que rara vez he usado, la que está enfrente del Carrefour de Majadahonda, con un nombre parecido o igual a Tangerina. Era media mañana y los surtidores estaban vacíos, así que me coloqué en uno de los centrales, truco que he aprendido para no caer en los de pre-pago, los de los extremos que no se controlan bien desde la caja y tener que bajarme e indicarle al gasolinero que no sé cuánta gasolina pondré porque no soy un robot que calcule lo que me queda en el depósito al céntimo y quiero llenarlo.

La señorita de la caja dijo algo por megafonía, que no entendí (tenía el casco puesto y el sistema no era muy bueno) y como no me abría el surtidor, insistí con la manilla hasta que lo hizo. Puse la gasolina (13 euros) y me acerqué a la caja a pagar. La señorita entonces me dijo que la próxima vez tenía que pagar antes porque TODOS los surtidores eran de pre-pago y además, me pidió que colaborara colocando la moto al revés para que se leyera la matrícula en las cámaras; eso era lo que había intentado decirme antes cuando no la oí bien.

Por supuesto, le pedí que le transmitiera al dueño del negocio que un servidor no volverá NUNCA por su establecimiento, porque la colaboración solicitada me resulta incómoda e irrespetuosa con los clientes. Primero, echo de menos esos años en los que uno podía pagar con la tarjeta directamente en el surtidor, sin apenas tener que moverse del vehículo; y no quiero ni pensar cuando había gasolineros que te ponían la gasolina ellos (aún quedan algunos), Aquellos tiempos pasaron y ahora uno tiene que hacerlo todo, pero sin descuento en el precio del producto. Y segundo, porque el hecho de no tener cámaras en la vía natural de entrada a los surtidores es un problema del dueño, no mío. Como las motos no tienen matrícula delantera, ¡se me pide la colaboración entrando al revés en el surtidor! ¡Qué desfatachez!

Me gustaría que en España se buscara la excelencia en el trato al cliente, como la disfruta uno en otros países, particularmente en Estados unidos y Canadá. Estoy convencido de que los negocios marcharían mucho mejor si el enfoque no fuera la pasta sino la satisfacción del cliente. Y aquellos que no sigan este modelo, que se hundan en su miseria.