Las noticias sobre la financiación irregular del PP nos van a perjudicar


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El New York times resaltó ayer la noticia que El País ha venido cubriendo estos días sobre los sobresueldos del PP, pero la derivada de la financiación irregular del PP durante todos esos años es bastante más grave porque si los políticos van justificando que esos sobresueldos se declararon, no pasaría de ser una forma un tanto irregular de pagar sueldos, pero el origen de los fondos mediante donaciones anónimas implica una grave quiebra de la legalidad y coloca al partido en una posición tremendamente débil … y a sus dirigentes.

Me llaman la atención dos circunstancias sobre este asunto.

La primera, que el ciudadano Rajoy no vaya a pronunciarse hasta que las auditorías por él encargadas sobre las finanzas del partido estén completadas. Es chocante que conociendo de la imputación del ciudadano Bárcenas desde hace bastantes meses, a nadie se le ocurriera auditar las finanzas hasta que el balón estalla en las caritas de los presentes. Si ésta es la previsión que los ciudadanos-miembros del Gobierno tienen sobre los asuntos de Estado, mal vamos.

En segundo lugar, que los ciudadanos-diputados del PSOE se pusieran a silbar mirando hacia arriba en el Congreso cuando se planteó este asunto, dando a entender (a mí, por lo menos) que «mejor dejarlo no sea que nos salpique también por aquí.» En este caso, mi sorpresa es limitada porque se me ha agotado el combustible – ya no me sorprende casi nada en lo que a nuestros políticos se refiere, excepto su honradez, que seguro que la tienen pero ¡vaya! ¡yo no la veo por ningún lado!

La conclusión es bastante grave: existe una opinión ampliamente generalizada (y puede constatarse en las entrevistas a pie de calle que las cadenas de televisión efectúan estos días) de que la mayoría de nuestros políticos son unos corruptos y/o unos ineptos y no están a la altura del cargo que ocupan. Se busca una alternativa pero también hay un hastío porque esa alternativa no se manifiesta, al menos en los partidos tradicionales. En estas circunstancias podemos vernos abocados a un auge del populismo y una relajación del principio democrático de respeto a los demás que rigen nuestra sociedad y esto es peligroso, como hemos visto en algunos países sudamericanos y otros más cercanos aún.

Y esto puede agravarse por la desinversión que estas noticias provocan en los mercados financieros nacionales por parte de los grandes fondos de inversión, uno de cuyos criterios es el nivel de estabilidad política de un país. Una salida de capitales extranjeros nos llevará a mayores dificultades en la financiación de nuestra deuda y a un declive en la capacidad financiera de nuestras empresas, lo que provocaría más paro aún y una enorme sensación de desafuero social.

Esto hay que arreglarlo ya. Necesitamos sentir que tenemos un aparato judicial efectivo y escrupulosamente independiente, que puede imputar con total firmeza a cualquier ciudadano del que haya pruebas de la comisión de un delito, desde el primero hasta el último, ya sea de la familia real o del PP o del PSOE o un ministro del Gobierno. En estos momentos en que vemos muchas de las instituciones del Estado conviviendo con un elevado grado de corrupción, no nos queda otra que confiar en la Justicia y asumir la incorruptibilidad de nuestros jueces y magistrados, por su honor. Ojalá no nos falle esta última válvula de seguridad.