Ayer estuve pendiente de la sesión de investudura en el Congreso. Escuchée a Sanchez y a Feijóo pero luego que tuve enfocarme en otras cosas, y ya lo dejé, para mi bien
Lo que observé y escuché me dejó una desagradable sensación amarga, la de que la verdadera casta es la de los políticos cuyo primero interés es el suyo propio, y después, si queda algo, para aquellos a los que representan
Yo esperaba una discusión sobre lo que Sánchez ha cedido para poder gobernar con ese mosaico de partidos diversos que engloba incluso al PNV y a Bildu en el mismo paquete, o a los aspirantes a político de Sumar con los tradicionales de Esquerra y Junts
Y volví a encontrarme el «Y tú más». así, tan breve y sencillo
Una comidita del presupuesto nacional en La Ancha, en la calle Zorrilla, de dos docenas de políticos de no sé qué partido (me da igual el que fuera) para ir engrasando las posaderas y al Congreso a pasarlo bien – y aquí usaré el estilo Cela – «cagándonos en la madre que parió al otro»
Me apena mucho que jueguen con nuestras búsquedas de algo mejor para todos, con nuestras ansiedades sobre los problemas cotidianos y con nuestros sentimientos, unos y otros, por unas bolsas de monedas
Detesto, independientemente del partido que sea, lo de «caballero, tengo mis principios, pero si no le agradan, también tengo otros»
Me inquieta que se vayan distanciando de los ciudadanos constantemente, como un barco que se aleja y solo se distingue en él a dos toros peleando por unos cofres de oro
No puedo evitarlo, pero todo esto me está generando una sensación de desprecio hacia esta casta de comilones y ególatras
Quiero recuperar la Política de los primeros partidos, la de la generosidad creando los Pactos de la Moncloa y la Constitución Española, la de la lucha común contra el terrorismo, desde el gobierno y la oposición, de la mano
Deseo poder reconocer personas en la política que no estén a la sopa, puertas giratorias o lo que se quiera
Busco el placer de una discusión en el Congreso que se celebre con respeto, con sosiego, que es lo que los políticos deberían transmitir a la sociedad como una de sus principales respnsabilidades
Y otro día hablaremos del Senado, ese cementerio de políticos, en mi opinión, que nos cuesta mucho más de lo que vale, pero que es muy útil para premiar a los que, habiendo siendo útiles, ya estorban o no caben en el frente. Nuevamente, con el dinero de todos
