Nuestros representantes en la Comisión Europea (esos ciudadanos a los que votamos para que representen nuestros intereses globales) han tomado la decisión de rescatar a Chipre de la bancarrota.
Son los mismos que rescataron a Irlanda, Portugal, Grecia y a la banca española. Ahora le toca a Chipre, con un coste de 10.000 millones de euros, o diez millardos, como ya se puede decir, según la RAE.
En este caso, las condiciones del rescate son particularmente alarmantes. Chipre tiene un enorme sector financiero, que equivale a cinco veces su PIB, con unos 68.000 millones de euros en depósitos, de los cuales el 30% son de extranjeros. Esta enorme masa de dinero es tan atractiva que han acordado con el gobierno chipriota la implantación inmediata de un impuesto a los depósitos, que es del 6,75% para depósitos de menos de 100.000 euros y del 9,9% para los depósitos de mayor importe.
Además, para evitar la rápida fuga de capitales, se anuncia ayer noche cuando los bancos ya están cerrados (hasta el martes) y se decreta un corralito.
Para ponerlo en su contexto, imaginemos que hoy nos desayunamos con una noticia similar en España. El eurogrupo decreta una tasa a nuestros depósitos en los bancos y nos secuestra el dinero para que no podamos sacarlo antes de que nos extraigan ese impuesto. Si uno tiene 10.000 euros ahorrados en el banco, le toca pagar 675 por el artículo 33 y además, se convierte automáticamente en moroso porque no puede disponer de su propio dinero para sus gastos.
¿No parece una medida propia de un totalitarismo atroz? ¿No se supone que estamos en una democracia europea? Pues todo apunta a que estamos sometidos a la decisión del Parlamento Alemán, no a la del Europeo sino a la del alemán, a tenor de las palabras con las que el ministro alemán de finanzas, el ciudadano Wolfgang Schäuble ha explicado esta medida. ¿Qué tiene que ver el ilustre Parlamento Alemán con nuestros intereses? A la postre, ¿quién está dirigiendo el rumbo de Europa en su conjunto?
Tampoco voy a poner todo el peso en uno de los brazos de la romana. Es bien conocido que Chipre es puerto de dineros de orígenes curiosos. Su impuesto de sociedades es simbólico (ahora la UE quiere que lo suban ¡a un 12,5%!) y concretamente en mi mercado, es refugio de algunos intermediarios financieros que buscan evitar impuestos y aliviar regulación. También es conocido que hay mucho dinero ruso y chino y que una parte del movimiento financiero derivado del tráfico de armas internacional aparca por allí. Chipre ha intentado subsistir jugando en el borde de ser un miembro de la UE y un paraíso fiscal.
Pero es un miembro más de la UE y hasta ahora, estas medidas de descarado secuestro y hachazo a los ahorradores eran impensables en Europa. Me preocupa mucho y creo que tendrá unas consecuencias muy graves en el futuro porque despierta la desconfianza en las instituciones. ¿Un corralito a la argentina en Europa? ¿Qué país será el siguiente?
Nos están acribillando a impuestos que se sacan diariamente de la manga. Los bancos han sido rescatados para que aportaran liquidez al sistema pero se han quedado con el dinero de su propio rescate (en parte para pagarse unas suculentas indemnizaciones entre sus ejecutivos) y siguen sin conceder apenas créditos, con un dinero que nunca ha sido suyo sino de todos, de nuestros depositantes y de los demás europeos tambíén desde este particular y elitista rescate.
La última gracia bancaria es que Bankia cobra un euro por poner un concepto al efectuar una transferencia (es lo que me han dicho, no lo he confirmado, puedo estar dando información errónea y si es así rectificaré) o que Caixabank cobra dos euros cuando uno ingresa dinero en una cuenta de la que no es titular (esto sí lo sé directamente porque lo he visto publicado en su sucursal). El Banco Santander nos cobra 37 euros cada vez que le apetece, poniendo como justificación – liquidación del contrato- (seguro que esa potestad está en alguna parte de las siete páginas del contrato con letra ilegible que firmamos al abrir la cuenta, pero me parece abusiva, especialmente cuando nunca piso la sucursal y todos los movimientos me los genero yo por internet). Y no nos cobran una entrada por aparecer por la sucursal porque ya no iría ni el personal de limpieza.
Esto está mal planteado. Para evitar el dinero negro nos obligan a pasar todas las transacciones por los bancos, dicen. Yo creo que los motivos son otros: por un lado dotarle a los bancos de una actividad de la que puedan lucrarse, ya que son los grandes protegidos y protectores de los golfíticos y por el otro, trincar pasta a lo El Norminandico cuando se apostaba en la serranía de Ronda en los pasos a la costa, que no se escape nadie.
Lamentablemente están generando una desagradable sensación de Gran Hermano (pero del auténtico, de 1984 de George Orwell) , esto se parece cada vez más a esas películas de ficción en las que Nueva York está amurallado y no puede entrar y salir nadie sin consentimiento del dictador y sin llevar un chip insertado. Aquí podemos viajar, pero nos sentimos fichados, controlados y extorsionados por una mafia paneuropea nutrida de golfos que quieren medrar a costa de los demás y de mediocres que ingenuamente creen que con estas medidas todo irá mejor. Nos están acorralando como ovejas constantemente, pero se están encontrando con unas movilizaciones sociales serias y como continúen por este camino podrían desembocar en revueltas y hasta revoluciones al estilo de las del norte de África.
Pero no quiero ser tremendista. Hemos conseguido tener un estado del bienestar relativo y es lógico reducir ese bienestar para salir del hoyo en el que nos han metido nuestros banqueros y nuestros políticos, pero también podría hacerse sin abusar y desde luego sin prescindir de las libertades que tanto ha costado tener. Cuantos más años tengo, más claro veo que LIBERTAD y RESPETO son dos caras de la misma moneda. En estos momentos siento que la UE y nuestros políticos nos han perdido el respeto; es por tanto inminente que perdamos también nuestra libertad, como hoy ocurre en Chipre con los ahorros de mucha gente de bien. No podemos dejar que ocurra. Estos funcionarios comunitarios están muy equivocados, ése no es el camino, como no lo ha sido salvar a la banca española y quedarse ahí.
En cualquier sitio, una empresa que no funciona cierra y ya está, mala suerte. Aquí se le pone dinero de todos para que siga sobreviviendo pero sin obligarla a que destine fondos a estimular la economía del país de la que ha pillado la pasta para salvarse. A la vista de lo ocurrido, me hubiera gustado que nuestros gobiernos hubieran hecho una consulta popular, a la suiza o a la finlandesa, preguntándonos si deseábamos salvar a nuestras instituciones financieras en estas condiciones o dejarlas quebrar por chapuceras. Pero les damos el voto para que dispongan a placer por nosotros durante cuatro años y aunque podemos castigarles votando a la oposición después, ¡qué mas da, si son todos iguales!
Y encima hoy va y se pone a llover, con el buen día que teníamos ayer.