Saber y no hacer es no saber aún: La lección más cara del mercado (Maestro Zen Dogen)


Idea clave:
En 2024, la diferencia entre saber y hacer se midió en oportunidades perdidas y ganancias no realizadas. Los mercados no premiaron a los bien informados, sino a los valientes que pasaron a la acción.


Seamos sinceros: si me dieran un euro por cada vez que alguien me ha dicho “yo sabía que Bitcoin iba a superar los 100.000”, probablemente tendría suficiente para comprarme una isla… o al menos una plaza de parking en el centro de Barcelona o Madrid. Pero como dice ese viejo (y un poco inquietante) refrán: “Saber y no hacer todavía no es saber”. En los mercados financieros, eso no es solo filosofía: es la lección más cara que puedes aprender.

Mira la bolsa este año. El S&P 500 subió más de un 23%. ¿Acciones tecnológicas? +36%. ¿Servicios de comunicación? +39%. Incluso Japón, que suele ser el tímido del grupo, se animó y se marcó un +28%. Todo el mundo “sabía” que la IA era el próximo gran boom, pero solo los que realmente invirtieron ahora presumen de Tesla nuevo (o al menos de cafetera de última generación).

Mientras tanto, el oro—sí, ese metal brillante que tu abuela guardaba en la cómoda (cuántos GenZ sabrán lo qué es un «cómoda») —alcanzó máximos históricos, subiendo un 27%. Los bancos centrales y los inversores “sabían” que la inflación y el drama geopolítico acechaban, pero solo los que actuaron están ahora puliendo sus lingotes (o, más realista, sus ETFs de oro).

¿Y las criptos? Bitcoin más que duplicó su valor, superando los 100.000. Y ahora lo tenemos ya rebasando los 125.000. De repente, todo el mundo es profeta del blockchain… a toro pasado. Si solo “sabías” pero no compraste, seguro que sigues explicando a tus amigos que “estás esperando una mejor entrada”.

La cuestión es esta: los mercados están llenos de fantasmas de operaciones perdidas y “casi” inversiones. El conocimiento abunda; la acción escasea. Pregúntale a Kodak, Blockbuster o Nokia: “sabían” lo que venía, pero no hicieron nada, y el resto es historia de juzgados de quiebras.

Así que, mirando hacia adelante, recuerda: al mercado no le importa lo que sabes. Le importa lo que haces. Lo único más doloroso que equivocarse es tener razón… y no hacer nada al respecto.


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Figura: Rentabilidad de los activos en 2024—donde saber no fue suficiente; solo la acción pagó.


Reflexión final:
Si sigues esperando el “momento perfecto”, recuerda: el mercado no paga buenas intenciones. Paga acción. Saber y no hacer… es solo otra forma de quedarse en la grada.

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