Una sana decisión del Tribunal Constitucional, que le permite analizar con la debida profundidad el fondo del asunto, relativo a la aplicación de la Ley de Amnistía al ex-Presidente de la Generalidad de Cataluña, hecha a la carta para él y sus cofrades, por un gobierno sin gobierno que gobierna sin gobernar.
No, no soy del PP o de Vox. Los que me seguís ya conocéis mis dos frases favoritas, en las que puede resumirse mi encaje político:
Estamos peor, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien, pero era mentira. No como ahora que estamos mal, pero es verdad. (Cantinflas)
El que vale vale, y el que no, a político. (Paupilio Vestres)
Creo y confío en las instituciones del Estado y presumo de considerar profesionales a nuestras juezas, jueces y juezos y todos los demás géneros que «haiga» menester incluir para no incomodar a nadie por sus inclinaciones sexuales. (¡Cuándo equilibraremos lo de llamar «futbolista» al jugador/a/e de sexo masculino, en lugar del termino que le corresponde según la nueva ortodoxia impuesta, «futbolisto»!)
Solo conozco personal y directamente a una docena de políticos, y descanso un poco sabiendo que estos que yo conozco son honestos, buscan el bien común y el desarrollo de España. Y además, están repartidos entre los grandes partidos del espectro político. Es una pena que sean doce de entre los miles cuyos sueldos y prebendas pagamos todos. Seguro que hay muchos más con el emblema de servicio a los demás por delante, pero me fatiga sentir que triunfan los que ignoran lo que es poner el servicio a los demás por delante de la sana (o insana) ambición personal.
En todo caso, mi reflexión iba por la noticia relativa a este caballero que lleva 7 años fuera, fugado por pasarse de rosca constitucional. Y hartándose de coles, que son muy buenas para el sistema inmunológico. Me alegro por él.