La cuestión es no ser un plátano, cosa que no es fácil de percibir en ocasiones. Y una vez aclarado, lo importante es no dejar de buscar el desarrollo de esos talentos que todos tenemos, proceso que nos gratifica y que nos mantiene activos a lo largo de la vida. Pasan los años pero lo hacen alrededor, al margen de que también impacten en el físico. Lo chulo es verse en el espejo y no reconocer a esa persona, porque los espejos no recojen lo que no se ve, la personalidad, el sentido del humor, el conocimiento o la inmadurez, por ejemplo.
De entre todo, recomiendo el sano cultivo del humor. Hace la vida más placentera, permite sentirse como un niño y además, un toque de ironía fina es enormemente gratificante, aún más cuando se aplica a uno mismo.
