Donald J. Trump ha alabado que la Organización Mundial del Comercio (OMT) haya dictado que EEUU tiene derecho a aplicar aranceles por valor de 7.500 millones de dólares (6.900 millones de euros) a productos de la Unión Europea porque ésta ayudó a Airbus con subsidios ilegales (préstamos por debajo del interés del mercado) para poder competir contra su gran rival americano Boeing, que sufrió una pérdida de negocio valorada en la cifra indicada.
A Donald J. Trump no le hacía falta el fallo de la OMC, organismo que ignora habitualmente cuando sus fallos y recomendaciones no le favorecen. De hecho, a finales de febrero de 2017, la Administración de Trump, según The Washington Post, manifestó que podría ignorar algunos fallos de la OMC si infringieran a soberanía de los EEUU.
Pero esta vez la OMC es para él el Sursum Corda. Aunque en realidad estaban buscando una cifra algo mayor, unos 22.000 millones de dólares del año 2006.
Y ha decidido penalizar preferentemente los productos de los cuatro países que «sucumbieron a la tentación» con Airbus, es decir, Francia, Alemania, España y el Reino Unido.
Al parecer, en su lista de productos a gravar desde el próximo 18 de octubre con un arancel del 25% no se encuentran ni el champán ni el cognac, por lo que hay manifestaciones de alegría en las principales plazas de nuestro vecino país y también en algunas ciudades de EEUU, ya que no les saldrán estas deliciosas bebidas un 25% más caras. Es que los que acaban pagando los aranceles son ellos, los conciudadanos de EEUU, pero ni su equipo de expertos es capaz de hacérselo entender a Trump.
El caso es que no hay champán ni cognac producido en EEUU, entre otras cosas porque sería ilegal. Como tampoco se produce jamón de jabugo o aceite de oliva virgen extra de la Sierra de las Cuatro Villas, que está en Jaen. Así que el quiera buen jamón o un magnífico aceite, que se prepare a una subida del precio de un 25% más, que es el impuesto que la Administración Trump levanta por esos productos a partir de ahora.
Claro está que los países afectados ya comentan que la palabra «represalia» está en los diccionarios en todos los idiomas porque es una herramienta de equilibrio. China la está usando con EEUU y ahora parece que le va a tocar a la Unión Europea también. Y ya ha manifestado una portavoz del gobierno francés (por otros productos, no el champán ni el cognac) que con guerritas de aranceles perdemos todos.
En fin, vivimos tiempos interesantes, que es una frase que mi amigo Nicolás deriva de la sentencia china cargada de sorna que dice: ¡ojalá vivas tiempos interesantes! que expresa justo lo contrario de lo que se te desea. Aquí nos la vamos a tener que aplicar todos, con tanta escalada de aranceles y previsiones de recesión mundial. Y para colmo, el sucedáneo de Trump en Albión y su Brexit. Como dice otro refrán, esta vez castizo, es para …. y no echar gota.
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