El Reino Unido va a ayudar a Nigeria a combatir y derrotar a la gerrilla Boko Haram, autora del secuestro de las niñas que iban a la escuela porque en su visión radical del mundo, la mujer no debe formarse más que para complacer al marido impuesto (o que la haya comprado).
http://www.bbc.com/news/world-africa-27812766
Además, esa ayuda pretende escolarizar a un millón de niños, de los más de once millones de menores nigerianos que nunca han ido a la escuela.
Independientemente de que haya otros intereses más crematísticos (yo te pongo pasta y formo a tus fuerzas de seguridad y a cambio tú me dejas explotar tus recursos sin competencia), lo cierto es que esa ayuda es positiva porque busca erradicar el fanatismo (hoy se disfraza de islámico, como en su día fue cristiano) y promover la educación como fuente de desarrollo. Y especialmente se cita la intención de escolarizar a un millón de niños, que es menos del 10% de la población infantil sin escolarizar, pero es un millón de niños más que irán a la escuela.
En nuestro humilde país, antiguamente llamado España, hemos sustituido a la Iglesia en la caridad por unas cuantas ONGs, pero la gran mayoría de los ciudadanos pasa de ambas estructuras (la Iglesia y las ONGs) y entiende la caridad como una reliquia de nuestra historia o restringida al ámbito puramente familiar.
Yo creo que hay que ser combatiente frente al fanatismo destructor, venga de donde venga, y generoso con aquellos que tienen mucho menos que nosotros. En mi opinión, debemos luchar activamente contra el que quiere abusar de las mujeres, de los menores, de los discapacitados, de los que en su enfermiza visión están por debajo de él. Y a la vez tenemos que elevar el nivel cultural de millones de personas que son como fueron nuestras propias familias no hace mucho tiempo, analfabetas, necesitadas, limitadas, lo que implica un caldo ideal de cultivo para futuros fanáticos destructores de la civilización.
Me alegra ver que países como el Reino Unido asumen obligaciones en este sentido; me apena que nosotros no lo hagamos como nación, lo que achaco a la imbecilidad de nuestros gobernantes políticos, más interesados en los resultados de las urnas que en actuar con coherencia frente al fanatismo que a la postre, resultará más caro erradicar cuando esté bien arraigado que cuando busca difundirse.
Enhorabuena a los británicos en esta ocasión, porque sus líderes políticos han tomado una sabia decisión combinando la ayuda militar y el apoyo a la escolarización de un millón de niños en Nigeria. Sois un ejemplo hoy.