Reflexiones sobre el fundamentalismo islámico

El islam fue transmisor de la cultura y propició el desarrollo de la ciencia y las artes en la Edad Media. Aceptó a cristianos y judíos en sus comunidades, que aportaron a los musulmanes otros conocimientos que complementaron los propios y el mundo se enriqueció con ellos cuando Europa vivía casi en sombras después del derrumbe del imperio romano.

Bueno, ni Europa era un desastre absoluto ni el Islam de entonces era un dechado de virtudes, pero ciertamente destacaba por el cultivo de las ciencias y las artes, que supo transmitir a los pueblos que dominó y también por extensión a los que no consiguió dominar.

Por aquel entonces y poco después, los países cristianos quemaban herejes, expulsaban a los judíos y a los moriscos de sus recién conquistadas tierras y torturaban y condenaban a muerte o a largas penas de cárcel con la Inquisición a quienes se apartaban del Camino, a mayor gloria de Dios. Y lanzaban las Cruzadas para liberar Tierra Santa del yugo de los infieles y de paso llevarse un poco de aquí, un poco de allí, etc.

El enfoque cristiano del mundo ha evolucionado, sin embargo, especialmente en los últimos ciento cincuenta años y particularmente desde el Concilio Vaticano II, para reconocer los derechos fundamentales de la persona, respetar a los que tienen otras creencias y trabajar conjuntamente con creyentes y ateos para ayudar a los que padecen hambre y violencia, bien desde instituciones eclesiásticas como Cáritas o las órdenes religiosas o a través de ONGs y organismos internacionales.

Mientras tanto, el fundamentalismo islámico ha retraído a su particular Edad Media a un buen número de países del entorno musulmán, atacando a los que profesan otras creencias religiosas, secuestrando niñas porque estudian en vez de casarse a los 14 años para parir hijos y trabajar como esclavas en «la casa del marido», prohibiendo a las mujeres acceder a la universidad y trabajar en la profesión de su elección o asesinando a Meriam Yehya Ibrahim porque «abjura del Islam y se convierte al cristianismo». (Da igual que ella declare que nunca ha sido musulmana, lo grave es que la condenen a muerte por cuestiones religiosas).

http://elpais.com/elpais/2014/05/15/planeta_futuro/1400177263_073109.html

Siempre he mantenido que los fundamentalistas se pegan un tiro en los c…. porque el impedir a la mujer el acceso a unos estudios y ejercer una profesión es simplemente prescindir de la mitad de su población en la compleja tarea de construir un mundo mejor. Pero si esto es grave, no es nada comparado con la atrocidad del secuestro de las niñas en Nigeria o la condena a muerte de esta persona en Sudán en nombre del Islam a través de la sharia.

Sé que los cristianos no fueron mejores durante siglos que estos animales de hoy, pero afortunadamente ya no es el caso y la Cruz vuelve a ser signo de paz y no de violencia. Sin embargo, el fundamentalismo islámico se extiende y contamina a jóvenes de todo el mundo musulmán, que acaban destruyendo los pilares del desarrollo y la convivencia pacífica primero en su propio pueblo y luego en el resto del mundo.

Tengo que decir que he tenido y tengo magníficas conversaciones con amigos que son musulmanes (como con otros que son judíos o agnósticos o calvinistas o budistas), practicantes fervorosos del Islam que comparten nuestros planteamientos occidentales de respeto en libertad, y que representan a la mayoría de los musulmanes y a la esencia del Islam, pero los fundamentalistas lo han corrompido y esa corrupción se va extendiendo con violencia, anegando regiones y países poco a poco.

Debemos ser inflexibles frente a la violencia de todo tipo y en concreto también frente a la que en nombre de una religión se permite asesinar a mujeres,niños (ahora son niñas) y hombres porque Dios así lo ha dictado.

Si en algo debe uno ser intransigente, estoy absolutamente convencido de que tiene que ser ante la falta de respeto a los demás, Y la violencia es la mayor falta de respeto a un ser humano, ya sea verbal o física y particularmente sobre personas que no pueden defenderse en igualdad de condiciones.

Algo hay que hacer y rápido para detener esta destrucción masiva y este desmontaje de la civilización (así llamo a nuestro entorno social aunque nos quede un largo camino por delante porque todo es muy mejorable. pero al menos es posible en Occidente en general moverse en libertad y creer y opinar libremente, aunque no siempre sea posible encontrar un empleo digno o al menos un simple empleo).

Veo dos enfoques complementarios: fomentar la educación dirigida a la convivencia pacífica y el desarrollo económico de esas regiones deprimidas que son el caldo de cultivo de los fundamentalistas y actuar con firmeza contra los criminales que amparados por una «defensa de su religión» someten, torturan y asesinan a otras personas. Y hacerlo con la colaboración activa de los musulmanes que en realidad representan el espíritu sano del Islam y que son la inmensa mayoría.

No digo nada que no se haya dicho antes, es verdad, pero tampoco podemos quedarnos en unas meras declaraciones de intenciones. Tenemos que actuar ya, como están haciendo muchos otros, por el bien de todos.

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