El artículo en El Mundo habla de que diariamente pasan 1.200 vehículos por la Calle del Conde de los Gaitanes para llegar a Madrid cuando la A-1 está colapsada.
Si quitamos un 20% que pueden ser los que estarán exentos de este peaje por residencia o por los colegios de sus hijos, quedan 1.000 coches. Si el 80% decide evitar la calle para no pagar, quedan 200 coches diarios, en los que incluimos a los despistados, a los que van circulando mirando casas y a los que van a visitar a sus amigos que residen en la zona.
A 80 euros el coche, nos ponemos en 16.000 euros diarios, poco más o menos lo que el alcalde y sus congéneres del Consistorio pueden gastar en picos, palas y azadones, como se suele decir.
Aunque la decoren como una medida para evitar la congestión de esa ruta, es evidente que confluyen dos motivaciones de fondo:
1) Que los residentes son de elevado poder adquisitivo y hay que tenerlos contentos. ¡Sí, su Excrecencia, cómo no, me encargaré de que no sea molestado en el futuro! ¡Su casa es sagrada para nosotros, humildes servidores públicos a su servicio! ¿No tendrá algo suelto para el municipio, Señor Conde, entre los dedos de su graciosa mano?
2) Que la pasta potencial de las multas es muy golosa para las arcas municipales. Evidente.
Como no me voy a indignar, que bastante tenemos con cuestiones mayores, voy a proceder a la inversa, me desencajo de risa de lo ridículos que son muchos, muchísimos de nuestros ediles y de lo evidente que es lo que realmente les mueve a decretar edictos como éste.
Pero en fin, es la urdimbre de nuestro tejido político. Al fin y al cabo, nosotros elegimos a estas piezas como responsables municipales y gobernantes nacionales.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/02/madrid/1380709220.html
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