Mata a tiros a su hija para recuperar su honor (y porque los mulás e imanes así lo decidieron)

En el vídeo se ve cómo Halima es ejecutada con gritos de «Dios es grande», después de que diversos religiosos de Ab Kamari defendieran matarla por el bien de la comunidad. Achacan a la joven y a su comportamiento «inmoral» que no llueva en el distrito desde hace meses. Y justifican no entregarla a la Justicia debido a la corrupción del Gobierno afgano. «Entrará a la cárcel por una puerta, y saldrá por otra», explican.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/09/12/espana/1378946304.html

Ya sé que aquí, en nuestro entorno, hay injusticias enormes y actos violentos absolutamente repudiables, pero al menos de vez en cuando hay que reflexionar sobre estos otros casos, que nos pillan más de lejos, pero que son igualmente inaceptables.

Mi indignación es doblemente intensa porque es pura violencia machista y porque se ampara en la religión, en este caso islámica, para cometer un verdadero asesinato.

¿Dónde están las declaraciones de los líderes religiosos para aborrecer este asesinato públicamente y desmarcar al Islam de lo que al fin y a la postre es un crimen instigado por las autoridades religiosas locales y amparado por una comunidad de fanáticos sedientos de «reparación» e incultos que asumen que los «pecados» de la asesinada son la causa de la sequía local?

Esos mulás e imanes se merecen toda la vida en prisión, apartados de la sociedad y con el desprecio de todos. El crimen es peor aún porque intoxican a sus seguidores con sus «enseñanzas» religiosas.

Otras creencias religiosas han pasado sus etapas de fanatismo exacerbado y destructivo, como el cristianismo o el judaísmo, pero parece que se van superando. Le toca al Islam superar este proceso, desgraciadamente. Una adecuada educación podría ayudar, es cierto, pero la educación pasa a un segundo plano cuando la supervivencia está en juego, lo que unido a la incultura más absoluta genera un caldo de cultivo ideal para el fanatismo y el radicalismo.

Esto tiene que cambiar.

 

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