Yo no sé si lo expresado en este artículo de El Confidencial es cierto o no, pero plantea un quebranto de varios derechos fundamentales que todo ciudadano tiene hasta que se demuestre que es culpable de algún delito.
Y junto con ello, para acabar de empastrar el tema, que la finalidad sea tan espúrea como la de prevenir que las actuaciones del ciudadano Bárcenas puedan erosionar, como ha amenazado, al Gobierno del ciudadano Rajoy aún más.
En este caso siento la obligación de elogiar al autor del artículo, José María Olmo, porque si ha hecho su «due diligence» (sus deberes) y lo que en él expresa está comprobado y confirmado, nos ha puesto delante de los ojos, según mi personal interpretación, una actuación del Ministerio del Interior que pudiera parecer obedecer a un fin partidista más que de protección de la seguridad y la justicia.
Claro que alguno podría rebatirme diciendo que es eso precisamente lo que el Minsterio del Interior está haciendo intentando controlar todos los movimientos del ciudadano Bárcenas en la cárcel de Soto del Real: a) descubrir si tiene pruebas de que se cometieron delitos por políticos relevantes de este país, cobrando del partido cuando estaba expresamente prohibido al ser cargos públicos y b) comprobar si el ciudadano Bárcenas está sometiendo a algún tipo de chantaje al Gobierno con sus sugerencias de que sus revelaciones podrían hacerlo caer. Todo ello, para proteger la seguridad nacional.
De hecho, el artículo parece avanzar por esta senda, dando algunos datos al respecto.
Pero negar la menor no es excusa para dejar de actuar dentro del marco legal que nos hemos otorgado. Si el ciudadano Bárcenas tuviera pruebas de que algunos importantes dirigentes del PP quebrantaron la ley cobrando partidas recurrentes del partido cuando eran incompatibles con sus cargos políticos en el Gobierno, el juez, con la colaboración del Ministerio Fiscal, tiene la competencia de valorarlas y decidir entrar a investigar por ese camino.
Y mientras tanto, solo le queda al Ministerio del Interior penetrar en la mente de Bárcenas y apartar el velo de sus secretos, de los documentos que guarda, de sus intenciones y de su estrategia para librarse de la cárcel. ¿Lo estará intentando también?
No corren buenos tiempos, pero de lo malo siempre sale algo bueno después y al menos estamos descubriendo que la pandilla de mangantes, chorizos e incompetentes estaba más cerca de nosotros de lo que pensábamos. Aunque algunos políticos son honestos, profesionales e íntegros, (¡el que conozca a uno, que lo comunique, por favor, que lo necesitamos!), el común parece destilado de las peores cloacas de nuestra sociedad. Pero por fin estamos poniendo nombre y apellidos a varios de ellos, de unos y otros partidos, que aquí la basura se reparte muy equitativamente. Y a partir de ahora, solo queda la regeneración de la clase política de España. Yes, we can.
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