Londres ha convocado al embajador español en el Reino Unido, Federico Trillo, para protestar por las incursiones en «aguas territoriales británicas en Gibraltar.»
El Tratado de Utrecht que yo me he leído sólo concede a la Corona de la Gran Bretaña «la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.»
En ningún momento se habla de aguas colindantes, reparto de la bahía de Algeciras, aguas territoriales,… Según mi entender, no hay aguas territoriales británicas en Gibraltar, sólo las del puerto por lógica natural.
En ese mismo artículo del Tratado, se indica: «Si en algún tiempo a la Corona de la Gran Bretaña le pareciere conveniente dar, vender, enajenar de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar, se ha convenido y concordado por este Tratado que se dará a la Corona de España la primera acción antes que a otros para redimirla.»
La propiedad de una Ciudad es la suma de las propiedades que la constituyen. Me parece que la corona de la Gran Bretaña ha incumplido esta parte del Tratado al permitir la compraventa entre particulares de solares y viviendas en Gibraltar sin cumplir con el derecho de tanteo que le correspondía a la Corona de España, hoy al Gobierno Español. Y me temo que los sucesivos Gobiernos Españoles han hecho dejación de responsabilidades en este sentido, por no haber reclamado la propiedad de aquellos elementos constitutivos de la Ciudad de Gibraltar, mediante redención.
¿Es tan difícil derogar el Tratado y recuperar el territorio de la Ciudad de Gibraltar y los terrenos indebidamente ocupados por la corona de la Gran Bretaña desde 1713? Los gibraltareños seguirían siendo ciudadanos británicos y se les concedería una autonomía como la de otras regiones españolas, con su parlamento y gobierno autónomo, como debe ser.
Pero esto no interesa ni a los gibraltareños ni a Londres, porque es una cueva de piratas del siglo XXI, dedicada fundamentalmente al contrabando de tabaco, al comercio de combustible libre de impuestos y a ser un interesante paraíso fiscal para los mercados financieros. Y Londres lo permite porque así se financia este apéndice anacrónico de Gran Bretaña y pasa a ser un problema para los españoles más que para los británicos.
Hay que hacer algo, pero como con casi todo, no podemos contar con nuestros políticos, que van a la zaga del pueblo, porque son el furgón de cola de nuestros intereses; esto, cuando no reman en sentido contrario porque les priman sus propios intereses por encima de los de sus representados.
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