Glosa sobre el post anterior en referencia a la crisis

Pienso que tenemos por delante una enorme transformación pendiente, no es una revolución stricto sensu sino una EVOLUCIÓN de nuestra mentalidad. En los últimos 40 años hemos pasado de una dictadura de otros 40 años a una democracia y de ser un país tercermundista a estar entre los más desarrollados, de tener una emigración atroz a ser recipiendarios de inmigrantes y de sufrir servicios públicos muy deficientes a recibir una buena calidad de atención (con amplias excepciones, claro) en nuestras relaciones con la Administración.

Pero nuestras estructuras aparentemente democráticas y nuestro desarrollo y calidad de servicios (ya frenada su evolución por la crisis actual) siguen amparando y fomentando la corrupción vertical y horizontal e ignorando la formación, innovación, la creatividad y la eficiencia en el servicio.

Estamos alimentando al monstruo del Antiguo Régimen de la misma manera que a lo largo de toda nuestra historia hasta donde miremos atrás. ¿Cuándo vamos a cambiar de una vez?

Quiero manifestar que estamos llegando al momento del gran cambio, que no vendrá provocado por nuestros mediocres políticos, hijos legítimos de nuestra lasitud, ni por nuestros banqueros y grandes empresarios, continuadores del Antiguo Régimen de privilegios a las clases altas, hoy transformadas en las grandes empresas de servicios, sino por esta misma crisis, que empuja a miles de nuestros jóvenes a trabajar y vivir en otros países y a sumergirse en la cultura del emprendimiento, del esfuerzo personal y de la búsqueda de oportunidades de desarrollo.

Los autores del libro mencionado en el post anterior reflejan con nitidez la diferencia de mentalidad entre EE.UU. y España, aplicable también a muchos de los países latinoamericanos, herederos del enfoque de Antiguo Régimen de España. Un español no está impedido por su educación para ser un innovador, un inventor o un emprendedor, limitado por la deficiente educación sí, pero no impedido. Cuando sale al exterior y descubre los mecanismos que existen desde hace décadas en otros países para el desarrollo personal y las oportunidades que brotan al que se esfuerza, su enfoque se actualiza. unos se quedarán a vivir en el extranjero porque así lo decidan y otros regresarán a España tarde o temprano imbuidos de esa nueva mentalidad y comenzarán a «contaminar» de ella a su entorno inmediato. Tardaremos generaciones, imagino, pero el cambio está ahí delante, la puerta se ha abierto y lo ha hecho la propia crisis.

He vivido fuera de España varios años, en Europa y en los EE.UU. Desde mi propia experiencia puedo expresar que en general no son menos felices en Inglaterra o en EE.UU. que en España, ni trabajan más horas que nosotros, ni ahorran más que lo que ahorramos nosotros. Simplemente se toman más en serio su trabajo y lo hacen porque es su deber para con su familia y sus conciudadanos y procuran mejorar sus capacidades constantemente no para ascender y vivir del cuento sino para tener éxito profesional y ser un referente de esfuerzo en la comunidad. Pero esto permite que cualquier persona sin estudios o sin posibilidades económicas pueda, demostrando su voluntad de esfuerzo, contar con los recursos económicos y académicos necesarios para desarrollarse profesionalmente.

No pinto de pan de oro todo lo que es inglés o estadounidense, hay muchos planteamientos y fenómenos sociales en estos países con los que no comulgo en absoluto, pero tengo que decir que el esquema funciona razonablemente bien en lo referente al desarrollo personal y profesional e increíblemente mejor que el nuestro, anclado en el pasado de varios siglos de, insisto, Antiguo Régimen.

Me gustaría que el cambio viniera rápido, que lo que hoy es un tejido moribundo con apariencia democrática se llenara de vida y de luz y la apatía social, la incapacidad y la corrupción quedaran acotadas a pequeños grupúsculos si no eliminadas de nuestras clases gobernantes y empresariales. «Greed is good» decía Gordon Geko en «Wall Street» (La ambición es buena) y si es una ambición de que en España prosperemos de una vez con unas bases sólidas para las próximas generaciones, ¡claro que es buena y deseable!

 

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